04 octubre, 2010

como la cascada

le pegó a mitad de vereda, después de haber estado mirándola de reojo. en el colectivo, unos asientos más adelante en la misma fila. Ella se rió a carcajadas. el golpe, la vereda, un forcejeo. porque tenía ganas. de pegar. de alguien. después de un paseo en colectivo. de romper los saltitos entre calle y calle, y la inacción de los cuerpos caídos en asientos bajos y geométricos. Al menos apretar el timbre en la misma cuadra y que las ganas cuenten, mostrando que se puede ser de otra manera. Que las sensibilidades golpean. que hay vida, despreciada, sobrestimada, adentro de un colectivo con dos o tres personas. Le pegó nadie a mitad de vereda. ni ella. ahí; las carcajadas. el golpe; que difícil enthender -debería existir-. la vereda; enthender que el que está unos asientos más adelante en la misma fila. forcejeo; no es ella. por eso los problemas de comunicación, a lo mejor. igual el tiempo va encontrando puentes. hoy no hacen falta hazañas para que mis dedos le cuenten a mona las teclas que apretaron, mientras ella acomoda en Madrid, lo que saca de la valija. mientras no acomoda lo que se le cae de la ropa. ni lo que le cuelga de las pestañas que miraron otros desde asientos del avión del que todavía no salió, en esos ojos de par en par. ¿sabías mona que ellos no son vos?. sí, lo tenes clarísimo. por eso te callas casi nada. para que sean un poco vos. y un poco ellos. igual te están mirando, los auxiliares de abordo incluidos. mientras, acá, intentan los puentes. desaflojan baldosas. para que algunos se choquen aunque no se les haya ocurrido. capaz los estallidos en la vereda llegan hasta allá y te sacuden los pies. así apretas el timbre en la misma nube. que el piloto. y te pega el viento. y los setenta y tantos días tardes noches que te separan del viaje de vuelta.

1 comentario:

Camila, la verdadera dijo...

Es tan lejana la vereda desde la que hoy te escribo, y no sólo lejana por la distancia física. Leerte en este momento, después de escuchar larguísimas charlas sobre cómo lograr que los "pobres" latinoamericanos seamos menos pobres, que las "corruptas" instituciones sean menos corruptas y que los populismos sean menos populistas, es un gran alivio. Y una motivación, para seguir machacando con lo que pienso, siempre a los gritos claro, como si estuviera en un colectivo repleto de gente que no semira entre sí, aunque se tiene al lado.
Más desvariada que nunca (así me llaman los nuevos compañeros) Mona te deja y espera seguir leyéndote desde otras veredas.