una pendeja de veinte años le dice a un viejo de sesenta, ¿vos militas? Al viejo, que hace rato le quebraron las ilusiones, a fuerza de destierro y soledad, sonríe y se pone serio, contesta que esa palabra, militar, no le gusta, lo inquieta
o no le convence,
le da dudas,
¿qué es militar?
Sí, piensa la pequeña, el problema está en la palabra,
la representación, el nombre que intenta amalgamar
un escepticismo forzado con un sueño inconcluso.
06 diciembre, 2011
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