van a venir apareciendo, sybil una casi tocaya. escuchaba los pensamientos silenciosos de emma; y, fue la primera. de esas únicas en una dimensión inconmensurable que sin nosotras sigue siendo nuestra. había melancolía de esa alegría que por serlo, tuvo que petrificarse en este recuerdo, con sabor de. Se despidieron en un día interminable, en horas de charcos apedreados, de lluvia que hacía burbujitas. El sol se escondía, el colectivo esperaba, demoradas en el abrazo final, eran la noche; silenciosa, arrebatada, escurridiza. El silencio eran las palabras traspasadas, desarmadas en significados, el cuerpo ahogado mientras se hacían más grandes.
Los gritos estirados de un amanecer imperioso hicieron vibrar las manos apretadas, aferradas a cinturas que se esparcían, la mirada arrugada.
Las decisiones se refugiaban de los truenos, seguras de que la combinación honda y sus despliegues, extendida en una especie de continuidad equilibrista, invita a donde mejor no ir, porque se enrolla desatando unilateralmente, sin espacio para el desparramo, para la libertad de piruetas y rulos de líneas, aspirando la soledad, transformando el juego en algo serio, la inocencia en edificaciones finitas. Aunque anden a tientas, acariciándose en la sombra de un cuento partido, con las manos insatisfechas en las partes separadas de sí y de aquellas. Aunque la soledad sea todavía su ausencia, incapaz de ser otra cosa. Y casi por eso.
La encuentra en la resistencia que vibra cuando distraída piensa en la llegada de la fechamoño de un año que destaparon juntas con la luna echa farol en un pueblo del norte, en un cuadro de noche. Y sí, cómo quedarse adentro de un cuadro. De una ola arrolladora con el impulso que pese a emma y su aversión a la linealidad, la trae hasta acá, próxima a esa orilla a la que llega el treinta y uno, revuelta y desplomada. olas cada vez más agitadas, enormes, rompiendo, y suspirando más fuerte.
Una calma de haberse desencontrado, de retomar las partes, también la de ella, retomada como el dolor de la belleza, anónima conocida, belleza. Se extiende hasta instalarse alrededor ese cuento abierto, que un borracho en un bar dejó de escribir. El mismo borracho que murió algunos años antes, con joa atrapado en la birome, conmigo apretada entre las letras. Él se fue transformando en otra cosa, ayudado con el libertinaje de esa personaje desabrigada, huérfana de los cuidados del escritor colmado. Son otras mareas, partes del laberinto infinito, más insistentes en ensuciarse, en personificar las imposibilidades acumuladas, con sentido del humor. ciclotímico, y todavía buscando los ojos, atrás de los disfraces y los años. aquellos primeros, soñadores y éstos últimos, firmes, hasta la próxima, dominós mediante.
en ese atropellado rincón al fondo del cerebro y del cuerpo, un cuartito de intensidad, atrás, empujadas con la lengua sensaciones que van quedando de los pasillos que vamos pasando, ése rincón, atestado, que amenaza con explotar y saltar en pedazos de fuegos artificiales en la cara y los ojos de dos enamorados y dos sueltos con los cuellos doblados en el balcón del piso once de un edificio enfrente del río, porque empezaron las colectividades. En ese rincón de sueños guardados vive el escritor, y ahí muere, entre cuadernos que llena y archiva, con uno para estrenar en el año renovado. No por radicalidad. molina es del anterior a éste incluso y sin embargo. llega la voz, dulce y lastimera, yo digo que mis ávidos amores son fuertes y viven más que yo, y el rasguido de la mano izquierda, la garganta tirante desafiando la incapacidad de abarcar. un recuerdo empapelado de páginas que no logré escribir, de conejitos que no supe criar. el papelito, abajo del limonero, caído. como liana, atrapada en una rejilla innacesible, todavía con esa sonrisa, por el recuerdo de esos enredos sin querer, inocentes y temerosos, que emma sí quería, y por eso la sonrisa triste, lo que pudieron ser y los besos, que no fueron. convivo con la abstracción, me guiña un ojo, le sonrío. sigo, lo concreto reclama, no se esfuma, se adhiere, es parte de la rueda, con otros sentidos posibles, de lo que emana una, y recibe otra, y tambalea a algún otro. creaciones solitarias que se creen rodeadas y vuelvo la vista y sonrío.
¿notarán otros que uno es todo el tiempo?
cómo saber quién queda cuando me voy,
de la mano que tiene un vaso y al revés, de mati,
a la remera de lucho que tiene una mujer dos veces enfrentada
picando y como el correcaminos de cintura a espalda a tetas y muecas
intrigas que se tiran de los bordes de los vasos
y se sacuden destapándose los oídos y otra vez nadan
en algún vaso, que alguien se lleva a la boca, haciendo pasear intrigas por toboganes también desconocidos.
Hace algunos días soñé con simón, personaje de fantasía sin necesidad de inventarlo. Sonreí en el sueño cuando lo vi, parado a los pies de la cama, barba de un par de días, enfrente de un espejo que cubría toda la pared, una pierna doblada que agarré con cariño justo antes de que me lleve para sí, de la cintura, del cuello. La intensidad viene del gusto por el choque, en todo plano. Un choque artificial, y triste. particularmente triste.
Desde allá, atrás, lejos
de un tiempo anterior a éste
interminable
que es ahora todavía
se asoma algún impulso que perdura
entre tantos ya mudos, indefensos, transparentes.
Los alimento con una quimera.
cómo decir lo que fui, soy. miro a oliver trepado en las rejas en puntas de pie, estirando la patita, los ojos de aventura, como si fuera a atrapar la hoja del otro lado de la ventana, y como si esa hoja pudiera traerla por el huequito que deja el vidrio inclinado y apurado tirarse donde caiga, llevársela a la boca, soltarla, moverla para volver a agarrarla, como si no fuera a mirarla desde lejos acostado en el sillón, los ojos extraviados. Y soy, lo que dejé de ser, sin olvidarme de la alegría defendida. Oliver camina con las patas chuecas hasta el tarrito del agua y mete la pata y la moja y se lame. Llega un momento que sería injusto no reírnos, en serio, a carcajadas, contentas. por todo lo que nos divertimos y supimos inventar.
1 comentario:
y si nos mordemos?
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