05 diciembre, 2010

memoria, verdad y justicia



La semana que hoy va aterrizando, despegó con Juan Carlos Bocanera en la sala de audiencias por la causa Díaz Bessone, dando testimonio de su secuestro en el Servicio de Informaciones de Rosario. 34 años después, es la primera vez que cree que su relato es necesario para un cambio que es posible.
Una vez en libertad, término que es necesario que desborde en significación, para lo cual digo; la lucha de sueños hechos convicciones, el secuestro y la violencia, la impotencia y la fortaleza puesta en la resistencia, la solidaridad entre compañeros, la sobrevida, la desoladora realidad, todo eso –y más- se mezclaron con la luz, el amanecer de una mente –parte de otros amaneceres y otras mentes-, y fueron deviniendo historia. Naciendo, sin poder volver atrás. Ensayando otra manera de existir en un país cambiado.  Una vez en libertad, bocanera venció también el estudio interrumpido, recibiéndose de médico. Y venció en la mañana del lunes al olvido, recordando, para reconstruir.
El gurí, Juan Carlos Ramos, militaba en los barrios desde los doce, lo secuestraron a los quince, a pesar de que se había mudado sin decirle a nadie a dónde. Hoy se puede decir, y el dato completa la escena, en la esquina de Ituzaingo y servando bayo. La misma esquina a la que todos los sábados llegan, hoy, unos compañeros militantes. Lo delató Chomicky, milico disfrazado de compañero –igual que su novia, nidia folch- que, además, también tenían este dato, y estaban hacía unos días, durmiendo en su casa. El enemigo, en la misma casa. El supuesto compañero entregándolo a él y a su viejo, Generoso, del que no hace falta ninguna obviedad que ya llevaba en el nombre.
Chomicky suele negar con el cabeza, exasperado, en ademanes aparatosos, a medida que los testigos del pasado que él niega, le cuentan lo que hizo, instalando alrededor, pero sobretodo adentro de su cabeza, la verdad que le debe dar vuelta una a una las mentiras aprendidas de memoria. Y ésta no fue la excepción. Sin embargo, después se reincorpora y anota, en una constante de hijo de puta convencido, inmutable. Por eso el gurí, como otros, después de denunciar una traición ya digerida al menos por el paso del tiempo, lo interpeló, de frente y hoy, a que diga dónde están los compañeros desaparecidos. El tipo elige callarse y esconderse victimizado, como si fuera posible. El gurí eligió ponerle Sergio Oscar a su hijo, por Sergio Jalil y Oscar Bouvier, dos compañeros de militancia, desaparecidos hasta hace poco que encontraron los restos. Y el hijo de Oscar Bouvier, y su propio hijo, estaban ahí, escuchando unidos.
Yo escuchaba, al día siguiente, a nené, María Inés Luchetti de Bettanin, que entró con los brazos en alto y los dedos en ve, a relatar su testimonio, que es también familiar, y consecuencia de un marco político que a veces se pasa por alto. Militantes, trabajadores, peronistas; asesinados, secuestrados, desaparecidos, revela el grado de crueldad de milicos y civiles en nuestro país, que todavía hoy, los mismos, tienen. Pero además refleja las formas que encarnaron para limpiar un país organizado que defendía los intereses de los barrios, para destruir la política, la economía, y los militantes que estuvieron dispuestos a luchar hasta el final. La claridad y contundencia de nené, ausente en algunas coberturas periódisticas, me obliga a dar su voz y dejar algunas reflexiones para otro día; "
en el año 76 asume como ministro de economía de la junta militar, jose Alfredo martinez de hoz. El dia 2 abril del 77 plantea el plan económico que significaba la destrucción entera del aparato productivo de este país, la exclusión de millones de trabajadores de su dignidad y despojó a la argentina de los resortes económicos que lo podían hacer un país soberano (...) Quiero acusar al ejército argentino de traición a la patria, porque fueron la escoba de los grupos económicos concentrados que permitieron barrer de este país a miles de trabajadores, a miles de compañeros. Y yo me avergüenzo de esa junta militar porque no le hicieron honor a la tradición más heroica del ejército argentino sanmartiniano (...)  Todo esto que nosotros padecimos, tanto yo como mis compañeros y mi familia, fue muy duro, pero no solamente por nosotros, fue muy duro por la situación en que quedó el país. Yo siempre digo que dentro de todo, los que sobrevivimos pudimos elegir nuestro destino. Acá hay millones de personas en este país que aún no pueden hacerlo y el único homenaje serio, profundo y verdadero a los compañeros que dieron su vida por esto, es que de una vez por todas en este país exista justicia social (...) para que sea un país en que merezca vivirse. Para mí esta etapa del juicio es una deuda por los que no están, es mi palabra por la de ellos. Mis pensamientos por lo que ellos pensaban, y mi compromiso por ellos y por mis hijas que están afuera esperándome con mis nietos".
En la puerta de tribunales se abrazaba nené con compañeras que sobrevivieron juntas en la alcaidía, sus hijas con hijos de ellas, apretados en medio de los cuerpos, las fotos de los que ya no están. Nené terminó su testimonio leyendo una poesía, de Jorge Falcone, que cuando la encuentre, completo el escrito.

3 comentarios:

Mariano dijo...

Gracias cam, algunos pocos ( en verdad cada vez somos más) aprendemos a recordar el trazo ya delimitado por otros. Seguimos en pie!!

Matías dijo...

Muy bueno el testimonio... besos Cami!

Anónimo dijo...

Esto fue muy interesante. Me encantó la lectura