Las emociones están ahí, afuera de cada uno. Son pasiones de adentro, que traspasan, saltan el tapial,
y están en la vereda, salen de las manos
y saltan en el aire, se chocan y forman canciones.
a veces no son palabras,
por eso la insistencia en romper los vacíos de la escritura
durante los momentos
vividos llenos.
Para darle paso al placer continuado,
a la frescura de pensamientos libres,
hacer volar las sensaciones para que sigan encima nuestro,
con humo aerolado,
expandiéndose.
escribir buscando caer después del salto,
antes del próximo
y mientras tanto.
Deshacernos en el viento, rehaciéndonos en palabras
inventando la percepción en la que entremos como momento
para así delimitar el rumbo,
identificar la ventana
del balcón por el que saltamos.
20 septiembre, 2010
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